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‘7 años’: una mediación de cine

¿Quién está dispuesto a sacrificar siete años de su vida en prisión para salvar al resto y a su empresa? Con esta premisa arranca 7 años, la primera película producida por Netflix en España y protagonizada por Paco León, Alex Brendemühl, Juana Acosta, Juan Pablo Raba y Manuel Morón. Carlos, Marcel, Luis y Verónica son los socios de una start up de éxito que en un momento determinado decidieron hacer contabilidad creativa y derivar parte de sus ingresos a Suiza. Ahora, sabiendo que están siendo investigados y que en cualquier momento pueden verse sorprendidos, debaten sobre cuál de los cuatro debe asumir la culpa para salvar la empresa y cuál será la recompensa que recibirá por ello. Deciden recurrir a José, un mediador, (Manuel Morón), que viene a representar la figura del espectador neutral. “Es el personaje que de algún modo pone los ojos del espectador y les dice: Esto no es así”.

 

El trabajo del mediador es que se llegue a un acuerdo y que, sea cual sea, lo humano siempre esté presente, que haya respeto y de eso habla la película”, explica Morón, que se preparó el papel con ayuda de un mediador y leyendo mucho sobre estos profesionales. “Ojalá hubiese más mediación, porque permite que se puedan entender otros puntos de vista, aunque no se compartan. Si no se comprenden es difícil que se pueda ceder. La mediación ayuda a entender”.

 

Por su parte, Roger Gual, director de la película, insiste en que el mediador es una figura esencial: “El país funcionaría mucho mejor si hubiese un mediador, porque nos haría hacernos preguntas. Es lo que dice él en la película: ‘Yo no hago juicios de valor, yo solo hago pensar’. Te hace pensar, te hace reflexionar en lugar de cerrarte en banda”.

 

Solo a través de la mediación y con un mediador magnifico vemos la importancia del proceso, desde la figura secundaria y humilde, pero a la vez crucial del mediador, quien, como organizador del proceso, marca la guía a seguir, desconcertando desde el primer momento a los participantes, que van entrando en la mediación hasta que son capaces de llegar a un acuerdo.

 

7 años es una película de suspense que nos mantendrá pegados a la pantalla 75 minutos, ansiosos por saber la decisión que tomarán y sus consecuencias, pero también es mucho más: a los mediadores los pondrá frente al espejo de un excelente, aunque ficticio, profesional y una mediación tal vez poco habitual, con cuenta atrás y conflictos enconados que no parecen tener fácil acuerdo. Aunque, sin duda, si algo hay que agradecer a esta obra y a sus creadores, es la salida del armario del proceso de mediación, su puesta de largo para la sociedad en general. ¿Cuántas películas de abogados o juicios podemos citar? ¿Con cuántas de ellas nos enamoramos de la profesión? ¿Qué sabe la ciudadanía de nosotros a través del cine? Puede que este sea el pistoletazo de salida de un nuevo género dentro del género.

 

Esta puede ser una buena opción para ver estas navidades, no sólo para disfrutar su trama y sus interpretaciones, sino también para descubrir (o confirmar) que la mediación dirigida por un mediador competente puede solucionar conflictos que, en principio parecían irresolubles.

 

 

Foto: Netflix España

 

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por qué elegir la mediación

¿Por qué elegir la mediación?

La propia definición de la palabra “mediación” podría ponernos en el camino para responder a la pregunta que planteamos en el título de este post. El verbo “mediar”, entre otras acepciones, nos lanza la siguiente: “interponerse entre dos o más que riñen o contienden, procurando reconciliarlos y unirlos en amistad”. Así, podríamos ver la mediación como una forma de resolver conflictos en el contexto de relaciones que van a continuar en el futuro, como pueden ser aquellas entre familiares o socios. La mediación puede preservar una relación de trabajo o terminar una relación de manera amigable mejor que un procedimiento enfocado únicamente a ganar o perder.

La mediación se ha revelado como un instrumento adecuado de resolución de conflictos que aporta indudables ventajas no sólo para los ciudadanos afectados, sino también para el propio sistema judicial, en ocasiones colapsado por la infinita casuística de conflictos. Entre los principales beneficios de este proceso alternativo se encuentran la rapidez, el ahorro de costes, la flexibilidad o el ahorro de deterioro personal, además de la reducción de carga de trabajo de la Administración de Justicia, con el consiguiente ahorro de costes que siempre genera un proceso judicial.

Para que la mediación funcione adecuadamente se han de respetar una serie de características básicas:

  1. Voluntariedad: las partes han de aceptar acudir al proceso y también elegir o aceptar libremente al mediador.
  2. Libre decisión: son las partes quienes han de alcanzar el acuerdo por sí mismas, de forma libre y sin imposiciones ni de la otra parte ni de terceros.
  3. Imparcialidad: una característica atribuible al mediador, que no podrá posicionarse a favor de ninguna de las partes. Si observara que alguno de los acuerdos perjudica a una de ellas deberá interrumpir el proceso
  4. Neutralidad: el mediador no dirige acuerdos adaptados a su propia escala de valores.
  5. Confidencialidad: tanto las partes como el mediador se comprometen a mantener en secreto lo que traten en las sesiones.
  6. Carácter personalísimo: las partes han de personarse en el proceso, no pueden designar a un tercero que las represente.
  7. Defensa del interés de los menores: tanto el mediador como las partes deberán velar por el interés de los menores si los hubiera y garantizar que ninguno de los acuerdos resultará perjudicial para ellos.
  8. Profesionalización: el mediador deberá tener formación adecuada y específica en el ámbito de la mediación.

Como ya hemos dicho, una de las principales ventajas de la mediación es que permite preservar una relación de trabajo o familiar. Pero no es la única:

  1. Reduce el coste emocional, temporal y económico del conflicto: es un proceso menos costoso que un litigio y generalmente provee una manera rápida de resolución frente a los meses o incluso años que puede alargarse un juicio
  2. Ofrece resultados mutuamente satisfactorios: generalmente las partes se mostrarán más conformes con las soluciones a las que han llegado de mutuo acuerdo que con las impuestas por un tercero que decide.
  3. Alta obediencia y durabilidad del acuerdo: las personas que han hallado su propia solución suelen cumplir los acuerdos en mayor medida que aquellos a los que les ha sido impuesta.
  4. No cierra la posibilidad de acudir a otras vías: En caso de no llegar a acuerdo, no se cierra otra vía de resolución de conflictos (arbitraje, procedimiento judicial…

Las partes, en un proceso de mediación, consiguen soluciones personalizadas adecuadas a sus necesidades y se encuentran en una posición de igualdad, lo cual parece la mejor manera de enfrentar la resolución de un conflicto.

Foto: Pixabay

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