Redes sociales

Redes sociales y privacidad del abogado

La explosión del número de redes sociales y la popularización de su uso generan, por populares, debates frecuentes e interminables sobre sus virtudes y sus defectos. Y como es natural en el análisis del comportamiento social, a cuenta del valor de un perfil determinado y de cómo manejarse, en pocos puntos encontramos posiciones comunes.

Las más de las veces, tratar de dar con un código de conducta adecuado nos conducirá hasta un escenario donde una legión de expertos —más o menos cualificados, así que más o menos solventes— tratan de escalar en la clasificación de ‘voces autorizadas’ a fuerza de consejos u opiniones con un indisimulable aroma de cátedra.

Que los juicios se apoyen en la evidencia empírica o que tengan un cierto sustento de análisis estadístico llega a ser lo de menos cuando no se trata tanto de orientar como de ser popular o famoso a través de la diagnosis. También en este mundo de las redes, los ‘gurús’ pueden ascender posiciones sin reparar en la ligereza del mensaje emitido… todo sea por el éxito profesional.

Llegados a ese punto, ¿cuál debe ser la conducta de un abogado en las redes sociales? ¿Debe separar completamente su imagen personal de la profesional gestionando, de esa manera, un perfil o una red para cada caso? ¿O bien puede mezclar lo privado y lo laboral dando por hecho que eso es lo ‘socialmente’ aceptado por el resto de la comunidad?

No hay una única respuesta porque en materia de comportamiento y relaciones sociales pocas veces podemos arriesgarnos a dar algo por sentado. Algo tan inocente, en apariencia, como publicar un tuit expresando nuestra repulsa hacia el discurso de un político, la opinión de un futbolista famoso o la calificación de la última película vista hará que otro nos encasille en un arquetipo en el que probablemente no nos veamos representados. Y de ahí a que se nos descalifique en el ámbito profesional puede que sólo haya un paso. Tan injusto y precipitado como incorregible después.

Más allá de la teoría en esta materia, que —como es natural en el mundo de Facebook, Twitter, Instagram o Linkedin— ‘acaba’ de nacer y evoluciona a una velocidad que somos incapaces de asimilar, también en esto de administrar perfiles —decidiendo estrategias e imponiéndonos límites— bien podría aplicarse el pensamiento clásico, al que tanto nos acercamos en nuestros tiempos universitarios.

Las pasiones y el placer no siempre concuerdan con la racionalidad: no son en sí mismas negativas, pero deben estar en la armonía y en la medida que la razón les dicta”, dijo Sócrates acerca del comportamiento ético. Llegado el momento de lidiar en la plaza de las redes sociales, un tanto de sentido de común y otro de reflexión antes de pulsar el ‘enter’ pueden ahorrarnos más de un disgusto en forma de pérdida de un cliente o de la misma credibilidad. Que no se sabe que es peor.

 

Foto: 123rf

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1 comentario en “Redes sociales y privacidad del abogado

  1. Gonzalo Delgado Ferrera

    En mi caso, no diferencio perdí profesional/personal y no regateo en comentarios sobre temas de actualidad. Al fin y al cabo, los clientes valoran el trabajo y conocen (o se enteran por las redes) en mayor o menor medida, mis inquietudes, inclinaciones y demás. En cualquier caso, la red recoge lo que tú decides aportar. Saludos!

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