La llegada de la Semana Santa nos traerá, como siempre, el segundo punto y aparte del año, laboralmente hablando, tras el que supone el Carnaval en nuestras islas. Aunque la oferta de ocio para estos días incluya elecciones varias, para los aficionados a la lectura hemos realizado un decálogo de novelas o ensayos con trasfondo jurídico o policiaco que pueden ocupar parte del tiempo de descanso. Como siempre decimos, no son las tablas de la ley y sólo esperamos que el decálogo les ayude en la búsqueda de un título ameno.
‘Matar a un ruiseñor’ (Harper Lee): En honor a su peculiar autora —ganó el premio Pulitzer y la fama para la posterioridad con esta su única obra—, abrimos la serie con un título que asociamos inevitablemente a la figura de Gregory Peck, protagonista de la versión cinematográfica de lo que antes fue —y sigue siendo—un retrato majestuoso sobre el racismo en los Estados Unidos y el arquetipo del ejercicio de la profesión de abogado. (Zeta Bolsillo)
‘El abogado de pobres’ (Juan Pedro Cosano) Jerez de la Frontera, 1750. Un juicio por asesinato tiene en vilo a la ciudad, pese a que no se duda de la culpabilidad del acusado, un muchacho huérfano al que sólo apoya su defensor, Pedro Alemán y Camacho, un ‘abogado de pobres’ que paga el concejo municipal. V Premio Abogados de Novela. (Martínez Roca)
‘Lituma en los Andes’ (Mario Vargas Llosa) Aunque pudiera pensarse que la concesión del Premio Planeta de 1993 le resta valor, nada más lejos. Cuenta la historia de dos policías (Lituma y el guardia Tomás Carreño) destinados en un remoto puesto de la sierra central del Perú, donde deben investigar varias desapariciones en medio de la guerra desatada por los terroristas de Sendero Luminoso. (Planeta)
‘Asesinos sin rostro’ (Henning Mankell) Supuso el nacimiento para el mundo de la ficción, en 1991, del inspector de policía Kurt Wallander, una veta editorial que pasado el tiempo elevó a Mankell —capaz, por otro lado, de no reducir su variopinta producción a este archiconocido personaje— al podio de los maestros de la novela negra. (Tusquets)
‘Los crímenes del monograma’ (Sophie Hannah) Por encargo de los herederos de la legendaria Agatha Christie, esta poeta y novelista británica devuelve a la vida literaria al excéntrico detective belga. Hannah no consigue transmitir del todo el estilo de Christie —a ratos da la sensación que al libro le sobran párrafos enteros—, pero para los incondicionales de su obra es una pieza de obligada lectura. (Espasa)
‘Los hijos de Marta’ (Juan Ruiz Correa) Primera incursión en el mundo de la ficción de este periodista tinerfeño especializado en el mundo de la información deportiva. Puede que por ello sorprenda aún más la frescura de su prosa y la verosimilitud de trama y diálogos. Adictiva desde la primera página, invita a su lectura de un tirón. (Ediciones Idea)
‘No acosen al asesino’ (José María Guelbenzu) El escritor y crítico madrileño dio vida a comienzos del siglo a la jueza Mariana de Marco, una antigua letrada a la que conocemos recién llegada a la Judicatura a través del hoy desaparecido tercer turno. Guelbenzu acertó de plano con un personaje y unas historias creíbles, tanto que la juez de Marco ya ha cumplido su séptima entrega. (Punto de Lectura)
‘El socio’ (John Grisham) Un título clásico de un autor clásico de la novela judicial al que se conoce aún más por el éxito en el cine de ‘La tapadera’ o ‘El informe Pelícano’. Grisham garantiza en esta entrega —puede que la mejor de su vasta producción— un estilo suelto y muy digerible para aquellos aficionados a no enredarse en tramas interminables, ni en disquisiciones enciclopédicas. (Ediciones B)
‘El lector’ (Bernard Schlink) Otro caso de éxito cinematográfico surgido de una novela cautivadora y descarnada en la que el autor (profesor de leyes y juez) combina en tres pasajes concretos a lo largo de casi treinta años el amor, el horror y la piedad en la Alemania superviviente al régimen nazi y sus estragos. (Anagrama)
‘El enigma del elefante’ (Joaquín Prieto / José Luis Barbería) Con los años, y pese a la cercanía en el tiempo a los hechos narrados, puede que siga constituyendo la mejor aproximación al golpe de estado del 23-F. Casi descatalogada, puede ser que la encuentre en alguna biblioteca pública o, en Internet, a través de sitios de compra-venta de libros usados. (El País / Aguilar)
Foto: FutureImageBank
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